domingo, 19 de abril de 2009

El morbo de una entrevista entre hermanos (Gabilondo Vs Gabilondo)


Como ya sabéis el pasado viernes Ángel Gabilondo concedió su primera entrevista tras ser elegido ministro de Educación a su hermano Iñaki, presentador de Noticias Cuatro.

Ambos comenzaron tratándose de usted, pero rápidamente pasaron al tuteo. “¿Qué es más raro, que un periodista trate de tú a un ministro o que trate de usted a un hermano?” comenzó preguntando irónicamente Iñaki Gabilondo.

No tengo muy claro si es periodísticamente correcto que Iñaki -a pesar de ser un periodista de prestigio- haya sido el encargado de entrevistar al recién nombrado ministro. Nuestra profesión se fundamenta en principios como la objetividad o la responsabilidad social y creo que es difícil mantenerla en situaciones como esta, si bien es cierto que Iñaki concluyó la entrevista advirtiéndole a Ángel de que algún día se verá obligado a criticarle.

No en vano está prohibido que un padre que sea profesor dé clases a sus hijos y ¿acaso no estamos ante una situación parecida? Es lógico y respetable que el ministro conceda la primera entrevista después de su nombramiento a la cadena en la que trabaja su hermano antes que a cualquier otra de la competencia, pero hay muchos periodistas que trabajan en Cuatro y cualquiera de ellos habría sido –en mi opinión- un entrevistador más adecuado que Iñaki Gabilondo.

Morbo y audiencia

Mucho me temo que la audiencia y el morbo han superado una vez más a la ética periodística y a la realización de un periodismo de calidad. La información se ha visto dominada por el espectáculo y el sensacionalismo, algo a lo que no podemos acostumbrarnos.

En mi opinión, ministro y periodista son muy buenos profesionales y respeto profundamente su trabajo, pero hay límites y un código deontológico que es necesario respetar.

Al margen de todo y dejando a un lado el parentesco que les une, la entrevista estuvo muy bien planteada y ambos transmitieron su seriedad y responsabilidad frente a problemas tan polémicos y actuales como el proceso de Bolonia, del que Ángel Gabilondo se reconoce defensor.

sábado, 18 de abril de 2009

BIENVENIDOS...


Aquí arranca este blog en el que intentaré mostrar mis opiniones -y de ahí el título Doxa (δόξα) que significa ‘opinión’ en griego- acerca de muy diversos temas de actualidad que aparecen cada día en los diferentes medios de comunicación.

Los temas los eligiré, no por mis propios intereses, sino en función de lo que crea que más os pueda interesar a vosotros, los lectores.

Doxa nace para dar cabida a esas ideas y reflexiones que en otros sitios no se nos permite publicar. Se trata de un blog comprometido y completamente libre en el que por supuesto todo el que quiera está invitado a interactuar y expresar sus opiniones.


No pretendo ser una fuente de información, porque ya hay muchos medios destinados a ese fin. Renuncio a la comodidad de ser neutral y asumo los riesgos de defender un modelo complejo de sociedad. Por eso quiero, a través de la opinión, entreteneros y, sobre todo, haceros reflexionar.

viernes, 17 de abril de 2009

La verdad tradicional vs El Cibersensacionalismo

El debate sobre la "lucha" entre periodismo impreso y ciberperiodismo sigue abierto, ¿supone la red el fin de los medios tradicionales? En contra de lo que se pensaba se ha visto que no, como ya se demostrara también con la aparición de la radio y la televisión. Pero otro debate no menos importante es el que afecta al contenido de los medios, en el que se puede apreciar una preocupante tendencia hacia el sensacionalismo, dejando un tanto abandonada su función primordial, la de informar. Influida la prensa escrita por los medios audiovisuales, esta también está viviendo el empobrecimiento de sus contenidos en pos del entretenimiento. De seguir esto así estaríamos ante la disolución del periodismo tradicional a favor del todopoderoso Internet. Pero, ¿este nuevo periodismo acaba con el tradicional, o solo se trata de un nuevo soporte? Claro está, que Internet no es la única amenaza de la presna escrita, la publicidad y la prensa gratuita también le afectan. ¿Podría pervivir el periodismo sin periódicos? es difícil de imaginar, pero lo que si que está claro y demostrado por la historia, es que pueden existir periódicos sin periodismo entendido como tal, caso que se da notablemente en las dictaduras. Tras todo esto no está muy claro si el periodismo tradicional sobrevivirá a las nuevas tecnologías, pero como medio de calidad que es se apoyará en su papel de referencia profesional, y en el interés público y fiabilidad que despierta para sobrevivir.

La necesidad de un periodismo de calidad

Calidad y periodismo son conceptos que deben o deberían ir de la mano en una sociedad democrática, pero la alternativa digital y la crisis económica de carácter mundial está repercutiendo en los medios de comunicación y en el futuro del periodismo.

Hace quince años, con la aparición de Internet, muchos temieron - y hay quien lo sigue temiendo- que los nuevos formatos y medios eliminarían a los anteriores. Sin embargo esto no ocurrió y los éstos sólo se han transformado y adaptado a la realidad y las nuevas necesidades.

El problema es que hacer periodismo de calidad es caro y la crisis económica ha provocado la caída en picado de la publicidad en los diarios. A este problema de financiación hay que añadir que "el periodismo ha sido absorbido por una industria de la comunicación en la que el espectáculo y la sensación son el mayor reclamo para asegurar los niveles de difusión y audiencia", según declaró Jaume Guillamet, catedrático de Periodismo en la Universitat Pompeu de Fabra de Barcelona, en el artículo titulado Defendiendo la verdad y la razón.

Y es que la prensa actual está muy cerca del amarillismo de W. Randolph Hearst y a esto hay que añadir que el trinomio originario información-formación-entretenimiento- está cada vez más desequilibrado, lo que provoca un desnivel informativo.

Como hemos dicho, el periodismo de calidad es caro, pero muy necesario para "la buena salud de una sociedad democrática", según Jaume Guillamet.

Ya nuestro primer periodista, Mariano José de Larra, definió este oficio como un ejercicio genuino de crítica al gobierno y defensa de la sociedad.